A las 02:00am de un naciente Viernes 07.


     Y cuando uno creía que todo estaba muerto y sepultado, que era imposible volver a sentir lo mismo, que solo había lugar para la indiferencia o el desprecio, vuelve a entrar a tu vida con una aparición casi divina. Como siendo llamado por la mente, pensar en él un milisegundo, y que todo sea como si los años no hubiesen pasado.
   Vuelven a mí recuerdos, planes fantásticamente imposibles. Volver a imaginar esa casa cercana al río, lo alto del balcón que mira hacia el campo, en el cual ambos se pondrían a leer desnudos, sintiéndose libres de toda atadura, para después poder hacer el amor de forma tan tierna como solo dos personas profundamente enamoradas alcanzarían. Solo como quienes se deben respeto, pasión y el alma misma.
     Los árboles gigantes, en ambos lados de la entrada, invitando a un hogar. El pensar más libre que se pueda encontrar, la calma, la felicidad, reducida en una persona, y un lugar, unas cuantas paredes, la llanura, el río y un balcón.
Todo vuelve a mí, pero con ello reaparece el porqué de la utopía. Porque esa persona que amé con locura ya no me correspondía, porque eligió a alguien más con quien compartir sus días, su felicidad, sus miedos e inseguridades, sus logros y emociones.
    Porque esa persona que ame con locura, soltó mi mano y me dejó sola. Y esa casa, ese río, el majestuoso balcón, el campo, los enormes árboles y la felicidad prometida se fueron con él. Ya no serian de nadie, se perdieron junto con lo que fuimos, se estanco en un tiempo dónde todo era hermoso. Inmóvil en el pasado, perfecto solo en mis recuerdos. Hoy me invita a volver.
    Es tarde, esta vez es tarde, hoy ese sueño compartido demuestra lo que siempre será, solo un recuerdo, marca un adiós definitivo que creí nunca se iba a dar. Y me permite volver a soñar,  esta vez con alguien más. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vueltas

Autodestrucción Garantizada