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A las 02:00am de un naciente Viernes 07.

     Y cuando uno creía que todo estaba muerto y sepultado, que era imposible volver a sentir lo mismo, que solo había lugar para la indiferencia o el desprecio, vuelve a entrar a tu vida con una aparición casi divina. Como siendo llamado por la mente, pensar en él un milisegundo, y que todo sea como si los años no hubiesen pasado.    Vuelven a mí recuerdos, planes fantásticamente imposibles. Volver a imaginar esa casa cercana al río, lo alto del balcón que mira hacia el campo, en el cual ambos se pondrían a leer desnudos, sintiéndose libres de toda atadura, para después poder hacer el amor de forma tan tierna como solo dos personas profundamente enamoradas alcanzarían. Solo como quienes se deben respeto, pasión y el alma misma.      Los árboles gigantes, en ambos lados de la entrada, invitando a un hogar. El pensar más libre que se pueda encontrar, la calma, la felicidad, reducida en una persona, y un lugar, unas cuantas paredes, la llanura, el río y un balcón. Todo vuelve a m

¿No los necesito?

       ¡Basta!¡No puedo! ¡Déjenme en paz!      En medio de un camino desértico se escuchan susurros, quizás sea el viento. De repente risas, esto esta    yendo demasiado lejos.        ¡Aléjense!¡No los necesito!¿Fantasmas del pasado o quizás mis verdades?Miedos, cinismos, fortaleza, locura.        Cuidado. ¡Silencio! Cada cosa a su lugar, a ordenar, a ordenar, a ordenar, a ordenar...     Momento, las risas ya no están, los colores se apagaron y todo parece volver a la normalidad. Sigo caminando, quizás un tanto intranquila, escuchando solo aquellas palabras que mis labios decidan soltar.

Un centavo.

Las dos caras de una misma moneda, el secreto que nace del pasado termina en presente y devela lo que se creía perdido, olvidado. Con fuerza de tornado, intento destruir, encontrar, hacerme notar. ¿Acaso no puedes verme? ¿Necesitas un poco más? Con destreza pretendo encontrar la verdad, pero una vez más se escapa de mí, siembra intriga y comienzo a maquinar, no puedo parar, no debo hacerlo hasta encontrarme con la cruda realidad.

Agneta Sforza...

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     19 de Octubre de 1454.      El tiempo, ingrato, no espera a nadie. El paso de las horas resulta agobiante, la sociedad me mira de reojo, ríen a mis espaldas, me señalan como el ejemplo de todo lo que no debe ser.      Tengo 24 años y no tengo compromiso, participo en eventos de sociedad mostrándome sin vergüenza, muestro a todos que mi vida se aboca al conocimiento y no a tareas cotidianas que estén bien vistas por la sociedad.      Cuando niña pasaba mis días entre libros. Mi padre, un reconocido e importante juez, nunca me negó las puertas del conocimiento, y sus libros y manuscritos siempre estuvieron a mi alcance. Mi madre, vacía en todos los aspectos posibles, siempre me miró con desaprobación, intento controlarme de mil maneras, me encerró, me golpeó, me obligó a comprometerme con un joven de la ciudad; para mi suerte este nunca se pudo llevar a cabo.      Una vez crecida, y liberada de ese absurdo compromiso, comencé a viajar con mi padre a distintos lug

Mirando desde el otro lado

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     Que difícil puede ser controlar todo lo que pasa por la mente, diría casi imposible. Cuanto duele entender que al que uno tanto ama no corresponde.      ¿Cómo superar el vacio enorme que siento en mi pecho? Olvidada, miserable, tan comparable con cosa insignificante. A mi alrededor miles de emociones batallan por dominarme, el odio, el rencor, la tristeza, la impotencia.      El tiempo intenta ayudarme en la tarea de olvidar, pero los lugares guardan memoria, recordándome cada segundo la traición, el engaño.      Cuando al pasar la veo sonreír, con esa mirada perversa, dejando entrever su vileza y la satisfacción de haberme lastimado, no puedo controlarme. Se desata lo peor de mí, aborrezco todo lo que salga de ella, cada gesto, palabra, acción, hasta el aire que respira ofreciéndole un minuto más de vida.      Lo odio a él que destruyo todo lo que una vez construimos y cada sueño que compartimos, que actuó como un cobarde, me traicionó y despreció las noches a mi lado,

¿Dónde están los astros?

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           No siento absolutamente nada, vacía, estéril, respirando un aire viciado con mentiras y secretos.      Necesito despertar, reaccionar de una vez, sentirme humana. Me desespero ante mi propia apatía, grito, me confundo, vuelvo a gritar, me lastimo y pretendo entender por qué no puedo sentirlo. ¿Cuándo ha de acabar esta pesadilla?   Descarto la idea de la felicidad, también la tristeza, no me comprendo y cada vez queda menos tiempo. Intento descubrir los secretos ocultos en cajones abiertos, no logro leer entre líneas, y me preocupa que no puedas entenderlo.     El sol no existe, tampoco la luna, solo hay farolas insensibles que no me transmiten nada. El silencio me acompaña, insiste en quedarse por el resto de la velada, a lo lejos escucho tu risa  y comprendo que nuevamente me encuentro equivocada.

El golpe

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    Otra vez aquí, tratando de esconder mis miedos, ocultándome necesariamente de ti. Quisiera hacer lo correcto, dejar de repetir tu nombre en silencio, olvidarte.     Sujeto fuertemente el pasado, no quiero dejarlo escapar, va a traicionarme, es mi última oportunidad. Un haz de luz atraviesa la habitación, destruye la oscuridad, aclara mis ideas. Camino en punta de pies para que no puedas oír mis pasos, intento destruirte antes de que sea tarde, pero de repente no eres real, tu figura se desvanece ante mis ojos, caigo ante un montón de nada.     Engañada otra vez, buscando lo inalcanzable, lo prohibido. Un áspero sabor corre por mi garganta, no puedo soportarlo, vuelvo a mi lóbrego escondite esperando por mi próxima oportunidad.

Impotencia

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     Cuanta ira, cuánto dolor, se puede encontrar detrás de una sonrisa falseada. La mente humana, capaz de crear las maquinaciones más grandes, planes totalmente perfectos, traicionada por sentimentalismo barato.     Una idea fija, persistente, que quiere realizarse, volverse hecho; su existencia negada por lo que otro provoca. Se ve azotada, herida, inconcebible, vencida por un nuevo y extraño sentir que invade el pecho, ronda en tus sueños y se instala en lo más profundo de tu ser, negando posibilidad alguna al resarcimiento anhelado por aquellos momentos de inmensurable sufrimiento.     La vista nublada, no existe posibilidad de doblegar este naciente sentir, entregada a la incertidumbre, acabo con mi instinto confabulador con la misma fuerza con la cual lo deseé. Renuncio a todo por esta necia sensiblería, que con su voz apaciguó mi furia y sin saber cómo logró devolverme el alma. 

No me siento bien.

     No estoy bien, nada bien. Lo que más deseo es tenerte a mi lado, pero no estás aquí. No puedo evitar sentirme tan sola, tan deprimida. Todo me sale mal, y es mi culpa.      Paso las noches en la más profunda oscuridad, desesperada intento gritar, calmar el dolor, pero mi voz se acobarda ante el silencio, se deja vencer una vez más.      Con el pensamiento te invoco, ruego que aparezcas con esa voz calma, tono pausado y suave que logra restablecer mis sentidos. Sueño con tu cuerpo junto al mío, brindándome calor; con tu mirada templada que tranquiliza todo mi ser. Te anhelo a ti, que puedes ver mi verdadera existencia sin juzgarla.      El frío acecha, la tristeza lentamente me invade, con sus garras me ha atrapado y ya no soy nada. Me fundo en este eterno sufrimiento, me dejé vencer, no hay posibilidad de remediarlo.      Probablemente sea muy tarde para confesar que te necesito, también para aseverar sin miedo a  nada que te amo. Sin fuerzas, sin ánimo, me dejo esfumar

Amargura

Un cielo quebrado, conciencia intranquila; tocar fondo en medio de la desesperación y el desentendimiento. La humillación de ser quien uno no debe ser, la amargura de sentirse solo en medio de una multitud. Siento que te he traicionado al haberme dejado llevar por el despecho, creo que no podré perdonar el que a ti no te importe.  En mi mente los momentos se repiten mil veces, cierro los ojos y me hundo en el más profundo de los pesares. No me perteneces y me duele, intenté olvidarte y he fracasado.

Ya

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En el más profundo silencio podría llorar sin que nadie me escuche. En medio de una inminente soledad podría reír sin que nadie lo note. ¿Por qué hacer caso a tu mirada fija? Llena de pesar me invita a tu dolor. No quiero, no te quiero, no necesito más de lo que ya viví. Mientras falseas la realidad yo juego en mi imaginación. Realizar todo lo que siempre quise, sin temerte; gritar lo que anhelo y golpear la pared hasta ver mis nudillos sangrar.  Ya nada puede hacerme mal, ahora que no estás. 

Coraje

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El ardiente hierro marca la piel, pero las palabras lastiman el alma. ¿Qué es del hombre el cuál ha perdido su razón de ser? ¿Cómo se vive cuando miles de pensamientos invaden tu mente llenándola  del más amargo sabor? Solo basta con decir algo para que el mundo se derrumbe frente a tus ojos, pero solo es necesaria una verdad para disgregar las más viles mentiras. Estúpido el corazón que busca siempre contrariar la razón, incoherente fui al creer que podías cambiar.

Por esta vez.

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¿Cómo describir el sentir absolutamente nada? ¿Cómo ver entre las sombras esa imagen que se desvanece? Vacío absoluto, rápidamente nace el más profundo rencor escondido detrás de una cara de piedra.  ¿Está bien? ¿Estoy bien? Esta vez no me importa, esta vez me la vas a pagar. Sé que estás ahí puedo sentir tu miedo, el viento transeúnte señalándote, es la hora de la verdad. Explicaciones. ¡La vida no alcanza para dar sentido a las palabras!, el odio bloquea todas tus salidas, ¿estás dispuesto a entrar en mi juego?

Solo queda intentar.

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Quebrada en el suelo, respirando un aire espeso, ¿hasta dónde seré capaz de llegar? Soy nada en un mundo vacío, me siento mal, quisiera atravesar el mismo universo, llegar más allá de lo real. ¿Dónde estás? Estoy perdida una vez más, no vas a venir, no me vas a ayudar. No hay figura alguna en el horizonte, pero ya no me importa; en medio del dolor pude encontrar una gran verdad. Aprendí que nada dura por siempre, y que uno puede elegir hasta donde llegar. Dar un gran salto, intentar alcanzar la eternidad, romperse en miles de pedazos y volver a empezar. Todo lo que necesito es poder levantarme, una vez más.

Pesadilla

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Quiero libertad, la necesito. Me tiene encerrada en un mundo falso, y es hora de enfrentar la realidad. Pierdo el control lentamente, está asfixiándome, reduciendo mi vida a un manojo de explicaciones absurdas. Lo quiero ya! Correr hasta no poder más, el viento rozando mi cuerpo, gotas de lluvia golpeando mi rostro. No ser más  la muñeca que puedes manejar, romper las barreras, ir más allá de lo visible, vivir mi verdad. ¿La pesadilla algún día acabará?

El Final.

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Una hoja en blanco y  mil cosas por decir. Todo se vuelve nada cuando uno no sabe qué hacer. Un nudo en la garganta, tratando todo el tiempo de no llorar. La convicción esta vez es total, imposible doblegarla, detuvo la sangre que corría por mis venas, calló esa voz que imploraba continuar. Ya no tengo fuerzas, el tiempo se ha acabado, inevitablemente es el final.

¿Nuevo punto de partida?

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Hay cosas que simplemente van más allá. Más allá del tiempo, de nuestras convicciones,  incluso de nuestra imaginación. Desearía poder borrar el mundo, arrancar este mal de mi pecho, y gritar hasta que mi voz se transforme en un perpetuo silencio. No hay solución, no existe posibilidad alguna de despoblar mi mente de estos sentimientos aborrecibles. Quiero detenerte, enfrentarte y lapidarte con las mismas piedras que a diario dejas en mi camino. No me engañas con esa mirada sugestiva  y tus cálidos labios, he dibujado la línea que marca el final. Tan cerca y tan distante de ella, en breve me atreveré a cruzar, no más tristeza, no más preocupaciones, adiós a esos sueños vacios imposibles de alcanzar. No quiero vivir en las sombras, ni avergonzarme de mi misma, y es solo cuestión de tiempo para que pueda renunciar a este insensato querer.

Cosas que pasan...

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Las personas son estúpidas por naturaleza. Se odian a sí mismas, culpan a  los demás por su mediocridad. Es muy divertido ver cómo juegan a quererse. Se lastiman en nombre del “amor”, engañan y falsean la realidad con tal de obtener un poco del otro. El día de hoy permítanme contarles una historia. Hace tiempo conocí a un joven que sufría por un querer, esa persona que tanto quería no le correspondía. Todas las noches se sentaba solo en su habitación, recordando los momentos que supieron compartir, recreando una y otra vez un encuentro imaginario, perfecto, inalcanzable. Todas las noches pensaba, que ese ser que tanto estimaba lo ignoraba, regalaba su cuerpo y alma a otro, soñaba en otros brazos, despertaba lejos de él. Esas noches no podía dormir, esas noches no encontraba consuelo. Daba mil vueltas en la cama con lágrimas en los ojos, golpeaba las paredes odiándose a sí mismo. ¿Cómo lograr que su presencia desapareciera de su mente? ¿Cómo mirarla a los ojos sin perderse en

Momento de arrepentimieto.

Me desconozco, ¿quién soy?, imposible saberlo. Veo un cuerpo, ¿todavía respira?, no la puedo dejar morir. Camino lentamente, intento reconocerla,  ¿seré yo? Un rostro familiar, tan blanco, tan triste, no es nadie, se funde en su insignificancia. ¿Dónde estoy?, ¿Qué fue ese sonido?, ¿Ella me habla?, está viva, repite un nombre, llora su derrota. No te preocupes, ahora estoy aquí. No importa todo aquello que ignoramos, sino lo que en este momento tenemos. ¿Qué ocurre? ¿Acaso puedes escucharme, verme, sentirme? Estas muriendo, quisiera poder sangrar por ti, déjame tomar tu lugar, alejarme de la infinita mentira que es existir. Paisajes pintados, cielos finitos que no me dejan respirar. Conozco esos ojos y esa voz, son míos. Soy yo. ¿Mi deseo se ha cumplido? Llegue a ser nada en medio de una calle, estrellarme contra la realidad para abandonarla. Deseo absurdo, mente maliciosa, me has engañado. Quiero volver, ya no ambiciono la muerte, creo en la belleza de la vida estólida y