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Mostrando entradas de febrero, 2012

El Final.

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Una hoja en blanco y  mil cosas por decir. Todo se vuelve nada cuando uno no sabe qué hacer. Un nudo en la garganta, tratando todo el tiempo de no llorar. La convicción esta vez es total, imposible doblegarla, detuvo la sangre que corría por mis venas, calló esa voz que imploraba continuar. Ya no tengo fuerzas, el tiempo se ha acabado, inevitablemente es el final.

¿Nuevo punto de partida?

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Hay cosas que simplemente van más allá. Más allá del tiempo, de nuestras convicciones,  incluso de nuestra imaginación. Desearía poder borrar el mundo, arrancar este mal de mi pecho, y gritar hasta que mi voz se transforme en un perpetuo silencio. No hay solución, no existe posibilidad alguna de despoblar mi mente de estos sentimientos aborrecibles. Quiero detenerte, enfrentarte y lapidarte con las mismas piedras que a diario dejas en mi camino. No me engañas con esa mirada sugestiva  y tus cálidos labios, he dibujado la línea que marca el final. Tan cerca y tan distante de ella, en breve me atreveré a cruzar, no más tristeza, no más preocupaciones, adiós a esos sueños vacios imposibles de alcanzar. No quiero vivir en las sombras, ni avergonzarme de mi misma, y es solo cuestión de tiempo para que pueda renunciar a este insensato querer.

Cosas que pasan...

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Las personas son estúpidas por naturaleza. Se odian a sí mismas, culpan a  los demás por su mediocridad. Es muy divertido ver cómo juegan a quererse. Se lastiman en nombre del “amor”, engañan y falsean la realidad con tal de obtener un poco del otro. El día de hoy permítanme contarles una historia. Hace tiempo conocí a un joven que sufría por un querer, esa persona que tanto quería no le correspondía. Todas las noches se sentaba solo en su habitación, recordando los momentos que supieron compartir, recreando una y otra vez un encuentro imaginario, perfecto, inalcanzable. Todas las noches pensaba, que ese ser que tanto estimaba lo ignoraba, regalaba su cuerpo y alma a otro, soñaba en otros brazos, despertaba lejos de él. Esas noches no podía dormir, esas noches no encontraba consuelo. Daba mil vueltas en la cama con lágrimas en los ojos, golpeaba las paredes odiándose a sí mismo. ¿Cómo lograr que su presencia desapareciera de su mente? ¿Cómo mirarla a los ojos sin perderse en

Momento de arrepentimieto.

Me desconozco, ¿quién soy?, imposible saberlo. Veo un cuerpo, ¿todavía respira?, no la puedo dejar morir. Camino lentamente, intento reconocerla,  ¿seré yo? Un rostro familiar, tan blanco, tan triste, no es nadie, se funde en su insignificancia. ¿Dónde estoy?, ¿Qué fue ese sonido?, ¿Ella me habla?, está viva, repite un nombre, llora su derrota. No te preocupes, ahora estoy aquí. No importa todo aquello que ignoramos, sino lo que en este momento tenemos. ¿Qué ocurre? ¿Acaso puedes escucharme, verme, sentirme? Estas muriendo, quisiera poder sangrar por ti, déjame tomar tu lugar, alejarme de la infinita mentira que es existir. Paisajes pintados, cielos finitos que no me dejan respirar. Conozco esos ojos y esa voz, son míos. Soy yo. ¿Mi deseo se ha cumplido? Llegue a ser nada en medio de una calle, estrellarme contra la realidad para abandonarla. Deseo absurdo, mente maliciosa, me has engañado. Quiero volver, ya no ambiciono la muerte, creo en la belleza de la vida estólida y