Indecisión.
Oh maldito beso ponzoñoso que insistes en destruirme.
Malditas palabras que corrompen mi pensar. ¿Cómo negarme al placer? ¿Cómo huir
de las risas y su eterno encanto? Qué tortura tan grande el tenerlo todo sin
tener nada!
Ahora, ¿acaso es viveza
la de aquél que por ser de todas no es de nadie? Tonto si cree que en su actuar
hay rastros de dignidad, tonto si se jacta de poseer lo que nunca será de él y
cien veces tonto al pensar que es más de lo que alguna vez fue.
Con la mirada perdida y una copa destrozada, intento
recordar el porqué de este juego ridículo. Fragmentos de cristales se incrustan
bajo mis pies, miles de momentos vienen
a mi mente, el silencio trata de decirme algo, pero no logro descifrar qué.
¿Cómo darle fin a algo con lo que terminar no quiero? Dejaré
la decisión al firmamento, voy a permitir que la nada se encargue de todo y
deje su veredicto al céfiro, para que una mañana al despertar susurre la
respuesta y poder actuar en base a ella.
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