Cosas que pasan...


Las personas son estúpidas por naturaleza. Se odian a sí mismas, culpan a  los demás por su mediocridad.
Es muy divertido ver cómo juegan a quererse. Se lastiman en nombre del “amor”, engañan y falsean la realidad con tal de obtener un poco del otro.
El día de hoy permítanme contarles una historia. Hace tiempo conocí a un joven que sufría por un querer, esa persona que tanto quería no le correspondía. Todas las noches se sentaba solo en su habitación, recordando los momentos que supieron compartir, recreando una y otra vez un encuentro imaginario, perfecto, inalcanzable. Todas las noches pensaba, que ese ser que tanto estimaba lo ignoraba, regalaba su cuerpo y alma a otro, soñaba en otros brazos, despertaba lejos de él.
Esas noches no podía dormir, esas noches no encontraba consuelo. Daba mil vueltas en la cama con lágrimas en los ojos, golpeaba las paredes odiándose a sí mismo.
¿Cómo lograr que su presencia desapareciera de su mente? ¿Cómo mirarla a los ojos sin perderse en ella, olvidando todo aquél sufrimiento vivido?
Al llegar el día sentía en su interior una inmensa depresión, sobre sus hombros el peso de la angustia. Se volvía un ente, repleto de contradicciones, falto de emociones. Era el reflejo de lo que los otros pedían, sucumbía ante las demandas de la sociedad, pareciendo normal, inclusive feliz, solo uno más.
La vida no era vida, su mente lo envolvía en sentimientos incoherentes, destructivos, irracionalmente fantásticos; creaba mundos imaginarios para poder escapar de la realidad.
Una noche sentado en la oscuridad, se dio cuenta de que todo iba más allá de esa tonta niña a quien creía amar. Su existir era nada inclusive antes de conocerla, se consideraba vacío desde que tenía memoria. Él no estaba bien, nada estaba bien, como ser humano en ese punto había fallado.
Todo esto lo llevó a pensar que la humanidad en sí era idiota. Cayó en la cuenta de que el “amor” no es más que un vil pasatiempo, donde todos juegan a quererse, robando la esencia ajena jactándose de ello, como si fuese algo digno de aplausos.
Un mal de amores es más que solo eso, un mal de amores podría llevarte a explorar la parte más íntima de tu persona y descubrir quién eres en este mundo.
¿Alguna vez lo han experimentado? ¿Acaso pueden ponerse en el lugar de este joven? Créanme cuando les digo que no se siente bien, se los afirma quien lo ha vivido.

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